Espiritualidad Ignaciana
Cuando se habla de espiritualidad se puede entender, de manera sencilla, como una forma particular de seguimiento de Jesús. Así podríamos decir que hay espiritualidades franciscana, dominica, carmelita o ignaciana.
El mayor legado que San Ignacio de Loyola dejó a la Compañía de Jesús es su espiritualidad expresada en los Ejercicios Espirituales.
«El silencio te habla»
Encuéntrate a ti mismo en el silencio.
Ponte en marcha, al encuentro del silencio.
Quien dice silencio, dice Ejercicios en retiro: oasis de paz, remanso de calma, alto en el camino.
El silencio pacifica el alma, tonifica los nervios, sosiega el espíritu.
Y hace hallar a Dios.
El altavoz de Dios es el silencio.
A eso vienes: a pasar unos días a solas contigo mismo y con Dios.
A hacer Ejercicios…
Cómo hacer Ejercicios Espirituales
La experiencia de unos ejercicios espirituales es tan rica y tan variada, que pueden ser muchas las maneras de hacerlos y presentarlos, habrá que tener siempre en cuenta la capacidad, la necesidad y las disposiciones de la persona que los hace aquí hay unas cuantas sugerencias que en la mayoría de los casos pueden ayudar a hacerlos bien y con provecho.
Al entrar en ejercicios, hay que caer en la cuenta, desde el comienzo, que la actividad principal durante ellos es la oración en sus diversas formas. Siendo así, en ejercicios el mayor tiempo hay que dedicarlo a ella y a su preparación, mas que a otras actividades, como seria leer algunos libros, o escuchar largas exposiciones sobre las verdades de nuestra fe o los misterios de Cristo
Con este fin, hay que poner gran empeño en guardar el ambiente o atmósfera de oración, y poner todos los medios para conseguirlo. Es la razón principal por la que se recomienda guardar silencio durante toda la experiencia de ejercicios.
Como disposición básica para buscar y hablar la voluntad de Dios, que es lo que primeramente se busca, es muy conducente entrar con ánimo y liberalidad
Si se hacen con seriedad los ejercicios, requieren siempre un gran trabajo personal y mucha constancia en la manera de llevar el ritmo de las diversas actividades. Es muy conveniente que cuando se hacen los ejercicios individualmente, se fije un programa o distribución del tiempo que se guarde con fidelidad, sobre todo en lo que se refiere a los tiempos de oración. Algo que tener en cuenta de un modo especial cuando tal vez se sienta cierta falta de devoción, o incluso desolación o falta de ánimo.